Lo primero que quiero reconocer es que cuando me presentaron esta tarea de innovar en identidad y misión me pregunté… Pero ¿eso es algo que se puede hacer? ¿Quién, qué y cómo innovar en identidad? ¿Y en misión? ¿Para qué? ¿Por qué innovar?

La situación actual de nuestros colegios podríamos describirla como de diversidad identitaria si miramos a las 80 congregaciones diferentes que tenemos colegios en KE. Aunque también hay identidad, pues todos somos Kristau Eskola. La diversidad también se da en el modo y camino que cada una de esas congregaciones o cada uno de esos 130 colegios ha seguido para vivir, cuidar y transmitir su identidad y misión. Aunque de nuevo hay identidad en que vivimos una época diferente a la que hizo surgir todos esos colegios. Aquella época fue liderada por la vocación religiosa y ésta actual, que nos toca vivir, el liderazgo, más bien, le toca a los laicos. En parte por la disminución y envejecimiento de los religiosos y religiosas y en parte porque la Iglesia ya proclamó entrar en una nueva etapa eclesial, la Iglesia del Laciado. Por ambas razones la situación pide innovar en esto de vivir, cuidar y transmitir la identidad y la misión de nuestros centros.

Además, hay algo que también es idéntico en todos los centros: la situación de secularidad en la que vivimos y educamos. La secularización es un proceso serio que ha venido para quedarse y que afecta a nuestra identidad y misión. Dios y la fe en Él no es algo primordial. Incluso, más bien, está de sobra. O dicho en positivo, la fe en Dios y las repercusiones o consecuencias de esa fe son muy discretas, no son imponibles.

En ese contexto, INNOVAR en identidad y misión requiere en un primer momento una reflexión sobre la identidad de todos y cada uno de nuestros centros educativos. La identidad es algo que cambia o, dicho de otro modo, que se crea con las personas concretas que participan en ese centro. Claro que si el centro ha recibido la transmisión y vivencia de la identidad, la podrá cuidar mejor que si no la ha recibido, ni vivido. Supongamos que en un centro una comunidad de 15 religiosos o religiosas trabajaban en equipo e iban viviendo su identidad al tiempo que la cuidaban y la transmitían. ¿No ha llegado el momento de preguntarse cuál ha sido el fruto de ese trabajo? ¿Quiénes son los agentes “sucesores” de esa identidad y misión?

Imaginemos un horizonte mejor que el actual. Los colegios de KE llevados por laicos y laicas sin apenas religiosos y con una identidad clara vivida y cuidada por esos mismo laicos que se han sentido identificados con la identidad y misión que el centro en el que se incorporaron les ofreció como proyecto de centro.

  • Estos que se han sentido identificados son los primeros innovadores de la identidad y misión del centro en cuanto son los nuevos agentes que la viven, cuidan y transmiten. La colaboración con las fuentes de identidad y misión les ha ido haciendo capaces quizá de manera espontánea, por ósmosis. Ese parece ser el mejor camino,  creo yo, para el proceso de identificación. Son agentes “sucesores” que empastan espontáneamente con la identidad y misión del centro porque la viven, quizá porque la vivían, porque la vivieron,… y buscan y desean seguir viviéndola. ¿Cuántos de estos hay en nuestro centro?
  • Hay un segundo grupo de identificados con la identidad y misión que son los que han sido provocados o han recibido una formación en identidad y misión. Son personas que no conocen la identidad con conocimiento de causa o con profundidad pero al ser inducidos en ella se identifican con ella y se suman a los primeros. Son gente que se siente provocada, llamada por esa identidad que no conocían pero que al conocerla les atrae y desean vivirla. Quizá todavía, inicialmente no cuidarla, y menos transmitirla.  ¿Cuántos de estos hay en nuestro centro?
  • También podríamos contar con un tercer grupo de personas que no están identificados en este momento con la identidad y misión del centro y puede ser que lo estuvieran en algún momento y se han separado o puede ser que nunca lo estuvieran de verdad.  ¿Cuántos de estos hay en nuestro centro?

El lector juzgue si este planteamiento permite abrir un campo a la innovación en nuestros centros de Kristau Eskola. ¿Cómo se puede liderar ese proceso de innovación, que es a la vez proceso de identificación? Quizá la primera pregunta es precisamente por el sujeto, por los agentes. ¿Quién innova en identidad y misión? ¿Quiénes son los agentes “sucesores” de esa identidad y misión?

Según sea la respuesta de nuestro centro a esta pregunta, el proceso de innovación en identidad y misión será diferente. Si contamos con un % considerable de personas en el centro de los espontáneamente identificados será diferente que si lo que contamos es con un % considerable de personas que no están identificados.

MICHAEL PASTOR – Coordinador de Pastoral en el colegio Jesuitak Durango