“La creatividad es la inteligencia divirtiéndose” Albert Einstein.
¿Y cómo conseguimos que la inteligencia de nuestros niños se divierta?…
El juego al aire libre y en la naturaleza ofrece a los niños una gran cantidad de estímulos, como la sensación de libertad y de observar la propia naturaleza. Esta experiencia es fundamental para su desarrollo integral (aprendizaje cognitivo, desarrollo motor, capacidad de atención…) pero también un estímulo para sus emociones y aprendizaje. Los juegos en el entorno natural son un importante recurso pedagógico que estimula la creatividad infantil.
Sin embargo, el punto de partida en los centros educativos es el aula. ¿Cómo convertimos este espacio físico, donde se desarrollan la mayoría de las distintas actividades docentes, en un entorno ideal para potenciar la CREATIVIDAD de los alumnos?
Un espacio bien diseñado puede favorecer conexiones y encuentros creativos. Debemos lograr dentro de las aulas espacios donde se favorezcan distintos ambientes de bienestar para promover el aprendizaje. Llevar al aula las experiencias del juego al aire libre y el contacto con la naturaleza.
Para desarrollar la creatividad en los espacios docentes se necesita generar entornos estimulantes, que alienten la diversión y despierten los sentidos. Espacios que inviten al juego, a través del cual el niño investiga, crea, conoce, se divierte y descubre el mundo que le rodea. El juego es una de las mejores herramientas para generar un aprendizaje de forma natural.
Replantearse arquitecturas, espacios y mobiliario
Es un paso previo innegable para obtener estas aulas creativas que buscamos. La “AEI” (arquitectura + espacios+ interiores) es un factor importante en educación, como ya lo viene siendo en otros sectores (museos, oficinas, lugares públicos, comercios…).
A través del diseño de los espacios y mobiliario de las aulas, el entorno escolar ha de convertirse en un conjunto de lugares que conecten con las personas que hacen uso de ellos, en este caso alumnos y profesores. Las actividades no han de venir marcadas por espacios con una función específica, sino áreas polivalentes que permitan infinidad de acciones y funciones.
Este diseño también deberá ir ligado a las necesidades de las nuevas metodologías (IIMM, trabajo por proyectos, trabajo cooperativo, la relación con la naturaleza…), pilares valiosos a la hora de fomentar la creatividad.
En el contexto educativo, cambiar espacios y mobiliario ha de contemplarse como una inversión y no un gasto, una inversión tan importante y necesaria como la inversión en tecnología o la formación del profesorado.
Solemos pensar que diseñar estos nuevos espacios educativos puede suponer importantes inversiones económicas y, si bien es cierto que la capacidad de gasto de cada centro es un condicionante, esto no ha de ser un impedimento para alcanzar nuestro objetivo.
Cambiar la disposición del mobiliario, cuidar las condiciones ambientales de las aulas (iluminación y ventilación), sacar provecho de lo que ya tenemos como son las paredes y ventanas (también son pizarras), y los pasillos (como espacios de aprendizaje) son herramientas para habitar el aula y un buen comienzo para definir esos espacios que fomenten la creatividad.
PATRICIA URBIRIA – Arquitecta
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