Dicen que la educación cambia continuamente, tanto como los valores de nuestra sociedad. ¿Cómo encontrar, por lo tanto, la respuesta más adecuada y necesaria en cada momento para los retos cambiantes a los que nos enfrentamos en la sociedad? ¿Cómo romper los mitos que desdibujan las verdaderas necesidades educativas que tienen nuestros niños, nuestros adolescentes? ¿Cómo conseguir proponer alternativas veraces para educar a nuestro alumnado desde unas claves de realidad y de futuro?
Sabemos que no debe ser la televisión la que eduque; ni internet. Aunque pueda parecer un tanto radical, tampoco son los métodos o los libros de texto quienes educan. Somos los maestros y maestras (utilizo este término que tanto prestigio aporta a nuestra tarea) quienes educamos. Así de sencillo y rotundo. El libro de texto, internet, la televisión, las fichas, los métodos, son herramientas que nos deben ayudar a seguir conectando las mentes con la información y el conocimiento; nos debe permitir crear en nuestros alumnos, a cualquier edad y en cualquier momento, asombro y deseo por conocer. Pero quienes construimos ese puente entra las herramientas y el conocimiento útil seguimos siendo nosotros, educadores y educadoras.
El gran reto para quienes nos dedicamos a la educación a pie de aula sigue siendo ser significativos en cada minuto de clase, aportar valor y sentido educativo a cada palabra, a cada silencio, a cada pregunta, a cada mirada, a cada gesto. El reto es ser conscientes de que en cada segundo sembramos “algo” en todos nuestros alumnos y alumnas; el reto es crear en ellos la necesidad y el deseo de conocer más y mejor, con mayor profundidad y con mayor sentido.
Queriendo responder a ese reto, en Kristau Eskola estamos inmersos en la construcción colectiva de una visión compartida sobre el rol del docente que requieren nuestras escuelas hoy. Conocemos las inquietudes y expectativas de las familias en torno a esta figura: destacan la necesidad de incidir en el prestigio y la capacidad pedagógica de los educadores. Las familias demandan una educación apoyada en valores y cuya proyección sea hacia el tipo de personas en que desean que se conviertan sus hijas e hijos. Aquí queremos incidir.
A través de la imagen que incluimos en el inicio de este artículo queríamos reflejar gráficamente a los educadores de Kristau Eskola. Se trata de una descripción un tanto personal, creativa, diferente…. Es cierto. Pero reflejar un reto, un deseo y una necesidad futura tratando de recoger lo que la educación exige de nosotros, educadores y educadoras, es una tarea que requiere de dosis de ingenio, visión y mucha fe. Creemos que la educación actual nos pide que seamos personas:
- Con sentido y convicciones profundas, con pasión en el corazón, ya que somos personas abiertas, comprometidas. Además de tener “sentido común”, tenemos un sentido fundamental de vocación por nuestra labor educativa.
- Conscientes de nuestro “ser” educativo. En el aula y en nuestras tareas diarias nos debemos sentir como personas En la consecución de ese “ser”, afrontamos nuestra tarea educativa con mente inquieta: desde un autoconocimiento profundo, la empatía, cercanía y respeto caracteriza nuestra labor docente. En esta labor, sabemos que identificar y regular las emociones en nosotros mismos y en los demás nos hace más capaces de llevar adelante el reto educativo.
- Competentes (con manos que construyen con otras personas): la educación requiere de nosotros que seamos personas muy bien formadas; personas con las necesarias actitudes, conocimientos y habilidades; con capacidad analítica para adaptarnos al cambio; con capacidad de planificación, organización, gestión del aula y los equipos de trabajo.
- Implicados con la realidad y con visión: Nuestra misión educativa nos exige tener los pies en la tierra para poder enfocar nuestra tarea en la educación para el futuro. Como educadores y como equipo de educadores, vivimos e incidimos en esta realidad que queremos transformar en el mejor mundo posible para todas las personas. Entendemos que la pluralidad nos enriquece y que debemos trabajar en esa pluralidad.
- Con vocación de servicio: Desde una actitud de atención y escucha consciente, nos caracteriza un evidente compromiso e implicación por un proyecto compartido. Sabemos que debemos cuidar nuestro proyecto y misión, puesto que cuidar el proyecto significa cuidar a todas las personas junto con las que formamos la comunidad educativa. La labor educativa no es una carrera de fondo que debamos acometer en solitario: el equipo y la red fortalecen nuestro proyecto.
- Innovadoras, con los ojos bien abiertos: los educadores tenemos mucho de soñadores. Ciertamente, se trata de un rasgo que la actualidad educativa refuerza por encima de otras, pero sin duda la curiosidad, la creatividad y el entusiasmo están en nuestro “ADN”.
Os dejo un enlace a una fuente de información en la se trata este tema del “rol docente”:
EVA RODRÍGUEZ – San Jose Jesuitak Ikastetxeko Zuzendaria
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